lunes, 28 de marzo de 2011

Tu fantasma (Silvio Rodríguez)

Me decido a tararearte
todo lo que se te extraña
desde el siglo en que partiste
hasta el largo día de hoy.

Me acompaño de guitarra
porque yo no sé de cartas
y además ya tú conoces
que ella va donde yo voy.


Lo único que me consuela

es que uso dos almohadas
y que ya no me torturo
cuando te hago trasnochar.

Otro alivio es que en su árbol
los pajaritos de alba
siguen ensayando el coro
con que te bienvenirán.


El teléfono persiste

en coleccionar absurdos.
Embromarme sigue siendo
un deporte universal.

Y la puerta a esta comida
donde la ha golpeado el mundo
cuando menos una buena parte
de la humanidad.


El cine de enamorados

tuvo un par de buenas pistas,
nuestro cabaret privado
sigue activo por su bar,
se nos sigue desangrando
la llave de la cocina
y yo sigo sin canciones
habiendo necesidad.


Pueden ser casualidades

u otras rarezas que pasan
pero donde quiera que ando
todo me conduce a ti.

Especialmente la casa
me resulta insoportable
cuando desde sus rincones
te abalanzas sobre mí.


No exagero si te cuento

que le hablo a tu fantasma
que le solicito agua
y hasta el buche de café.

En días graves le he pedido
masajes para mi espalda,
los peores ni te cuento
porque no vas a creer.


Hay días que en tu sacrificio

acaricio tu fantasma
pero donde iba el delirio
no oigo tu respiración.

Siempre termino en lo mismo:
asesino tu fantasma
y la diana me sorprende
recostado en el balcón.


Ya no sé si lo que digo

realmente nos hace falta,
hoy no es día inteligente
y no sé ir más allá,
pero cuando puedas vuelve
porque acecha tu fantasma
jugando a las escondidas

y yo estoy muy viejo ya.

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