viernes, 16 de noviembre de 2007

Sin Nombre

















SIN NOMBRE (Amerindio)

Todos los días, pasaba por la puerta del almacén y me quedaba reflexionando sobre el pintoresco letrero que tenía. Se llamaba “Restauran Sin Nombre”, y ese era su nombre. Como cuando uno dice: “nada quiero decir” y lo está diciendo. Ó cuando nos preguntan algo espinudo y uno se queda en silencio, y con el silencio se está diciendo mucho más que con las palabras.

Creo que no se puede eludir de la responsabilidad que uno tiene frente a la sociedad ó la gente que lo rodea. Yo creo que no existe el indiferente, el apolítico, el independiente. Creo que todos estamos comprometidos desde que nacimos. Si el hombre ha podido vivir y desarrollarse durante tantos siglos, ha sido gracias a los que han estado comprometidos con sus hermanos de lucha, de clase, de trabajo.

Yo creo que el ponerle nombre a las cosas: no tiene importancia. Lo que si tiene importancia, es no clasificarnos, encasillarnos como si fuéramos una cifra, un número de teléfono, un tramite. La vida no pregunta si uno quiere o no comprometerse. Simplemente entrega el aire, el calor, la vista, una mirada, el amor.....

Entonces: que importa cómo se llamen las cosas, si por último necesitaríamos hablar tantos idiomas para poder expresar el amor que sentimos por América..... Por el mundo... Por mi hija, mi hijo..... Por ti y por todos los que tienen que nacer.

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